lunes, 7 de octubre de 2013

Analisis "Total War: Rome II"

"¿Hasta donde llegarías por Roma?"

   Creative Assembly, de la mano de Sega, nos trajo el pasado 3 de Septiembre Total War: Rome II, el esperado titulo de estrategia bélica ambientado en la creación y consolidación del Imperio Romano. Han pasado mas de dos años desde que Total War: Shogun 2 apareciera, seguido un año después por La caída de los Samurai, una expansión que podía adquirirse por separado. En este lapso de tiempo el estudio británico ha dado a luz un nuevo titulo que técnicamente no progresa demasiado, pero que jugablemente da un decidido paso adelante.Vamos de lleno a sumergirnos en el mundo antiguo.

   Antes de nada, para los que no conozcan la franquicia, decir que la saga Total War se compone de títulos de estrategia donde se combinan dos de las principales variables del genero: la estrategia por turnos y en tiempo real. La modalidad principal del titulo es la campaña individual, en las que elegiremos una facción entre las diez disponibles -13 si reservamos el juego-, entre las que podemos encontrar a Roma, Egipto, Cartago o los arvernos.

   Una vez elegido nuestro bando, se nos llevara a un mapa del mundo que veremos desde una perspectiva cenital, en las que veremos a escala las urbes mas importantes de la época, y en la que unas figuras de proporciones gigantes representarán a los personajes clave de nuestro estado, como pueden ser generales, dignatarios o espías. En este modo campaña los distintos estados realizarán diversas acciones por turnos, como iniciar la construcción de un edificio, enviar un agente a sembrar el descontento en un país rival o ordenar marchar a un ejercito para enfrentarse al enemigo. Es en esta ultima parte en la que el juego cambia su mecánica. A diferencia de la construcción o los actos de sabotaje, que bien están automatizados o basan su exito en porcentajes, en las batallas podremos tomar el papel de un general que dirige a sus tropas en el campo de batalla, en tiempo real.

   Aquí es donde el termino estrategia realmente entra en juego, donde superar un flanco, que una emboscada tenga éxito o matar al general pueden suponer la diferencia entre la victoria y la derrota. La calidad de las tropas, su numero y su forma de combate seran pilares de nuestro ejercito que tendremos que conocer si queremos planear buenas estrategias que nos den la victoria. Conocer el terreno tambien sera importante, ya que podremos ocultar nuestras tropas en bosques o detrás de colinas. Todo cuenta, y es que este es el punto que lo diferencia de otros titulos de estrategia de corte retro, donde apenas se va mas allá de las mecánicas de piedra-papel-tijera. Uno llega a plantearse si realmente estos títulos se les puede seguir calificando de estrategia al compararlos.

   La jugabilidad es un aspecto en los que siempre ha destacado la saga. Siempre se ha buscado que sea completamente accesible. Para ello, todos sus títulos siempre han podido manejarse solo con ratón, aunque a veces, para ser mas rápidos o precisos necesitamos de las teclas extras del teclado. Además, los controles se mantienen muy similares al cambiar del modo campaña a las batallas, por lo que perderse es difícil. El juego ha presentado algunas novedades al respecto.

   En la campaña, debuta el sistema de gestión provincial, en la que varios asentamientos formaran una provincia, a diferencia de anteriores títulos en los que cada asentamiento era gestionado de manera individual. Todos los edificios del territorio aparecen con solo seleccionar uno de los asentamientos, y se pueden dirigir políticas comunes en la provincia que nos darán distintos bonus siempre que la controlemos por completo. Pero facilitar las cosas no significa la pérdida de profundidad, mas bien al contrario. Con este nuevo modelo de gestión, se inicia una diferenciacion entre capitales de provincia, que seran las grandes ciudades de nuestro imperio, las unicas que tendran murallas cuando se libre una batalla en ellas y que podamos desarrollar plenamente, y los pueblos o ciudades pequeñas de la región, con menos posibilidades pero claves para mantener nuestro imperio. Además, ahora los ejércitos tienen distintas actitudes, como marcha forzada, saqueo, fortificación o emboscada. Cada nos dara distintas ventajas y marcara lo que podemos hacer con ellos. Un ejército que se fortifique o que se prepare para una emboscada no podrá moverse, pero sera mucho mas eficaz en batalla. En otros aspectos, el título se mantiene bastante similar a lo visto en anteriores entregas. El sistema económico y el comercio se mantiene intacto desde su implantación en Empire: Total War, y la investigación se mantiene muy similar, pero ahora dividada en 6 ramas que nos darán bonus por ir completándolas.

   Un cambio que ha suscitado mucha polémica en los foros es que los ejércitos ahora pueden embarcar sin que les acompañe una flota, por considerarse ilógica. Antes un ejército de hasta 4.000 hombres podía embarcar en una flota de un barco, ya que se consideraba que iban en sus propias naves. Ahora -y despues del año que cuesta embarcar o desembarcar- estos soldados pueden participar en contiendas navales, pero su lentitud y frágiles naves no los hacen muy adecuados para ello, por lo que un fuerza naval los destrozará sin contemplaciones. Otra medida polémica ha sido que cada turno en la campaña dure un año, ya que esto provoca que las figuras de nuestra facción tengan una vida mas corta en comparación al titulo anterior, donde cada turno era una estación del año. Todo fácilmente arreglable mediante el modding de los fans.

   El juego intenta mostrar a las distintas facciones de manera acorde a como lo eran en el juego, por lo que hay ejercitos mejores que otros. Pero también se toma licencias históricas para equilibrar el juego, tanto en campaña como en las batallas. Como se hubiera desarrollado las flotas de las facciones bárbaras, como un gran imperio helénico hubiera investigado la propaganda o la soldadesca profesional... También, para equilibrar el multijugador, se han añadido unidades que no existieron, como infantería romanizada para Partia o facciones griegas. Todo ello buscando mantener ese espíritu de "lo que podría haber sido" que caracteriza a esta franquicia.

   En las batallas también hay cambios, aunque menores. Los grupos de unidades ya no mantendrán la formación que tenían en el momento de su creación si nosotros no queremos, y podremos hacer esto mismo sin necesidad de agrupar las unidades con la tecla Alt, al mover las unidades. También podremos librar batallas anfibias, es decir, batallas donde intervengan unidades navales y terrestres a la vez, por lo que un ejército terrestre podrá enfrentarse al desembarco enemigo, o una flota podrá conquistar una ciudad costera.

   Respecto al aspecto tecnológico, el juego nos presenta el motor gráfico Warscape, ya utilizado en el Shogun II, mejorado y renovado, pero sin grandes cambios. El límite de unidades es el mismo que el alcanzado hace un año con The Fall of the Samurais, y los movimientos del agua se muestran casi idénticos. La novedad que trae el motor se traduce en mejores texturas, tanto para los soldados, los edificios y el terreno, y en filtros que resaltan los colores haciendo el juego en su conjunto mucho mas bello. Eso si, esto repercute en el techo gráfico del juego, mucho más elevado que su predecesor. Esto sumado a la variedad de localizaciones y tropas, supone un salto de calidad tremendo.

   En definitiva, Creative Assembly ha buscado sin lugar a dudas crear el mejor Total War hasta la fecha. Se trata sin duda de un referente del género, y una muestra de la clase de juegos de estrategia que se pueden hacer con la tecnologia actual. Un título indispensable para todo el quien le entusiasme encabezar un ejército. 

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